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Un anciano lee un periódico oficial. Foto: Luis Sánchez.
Por Carlos Ríos Otero.
La Habana/ 31-10-2014
Usualmente las estadísticas oficiales son manipuladas, para intentar demostrar que el modelo cubano del socialismo irrevocable es la guía económica del siglo XXI, sobre todo en Latinoamérica.
El destronado ex vicepresidente Carlos Lage reconoció públicamente, durante la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional (2008-2012), que la contabilidad no era confiable, y ejemplificó con las estatales Unidades Básicas de Producción Cooperativa, de las cuales el 80% es irrentable.
Fidel Castro estremeció al mundo cuando en 2005 anunciaba que Cuba crecería dos dígitos. El Banco Mundial quedó boquiabierto, y los funcionarios de la CEPAL vinieron al Punto Cero (condominio del legendario príncipe de la guerrilla, donde se han cocinado las mejores ideas del “gladiador de la moringa”).
La CEPAL reflexionó que se trataría de un crecimiento descomunal, de la nada al boom. Nadie sabe a ciencia cierta qué arguyó el líder máximo para propinar ese palazo a los ilustres economistas de la Escuela de Chicago y a Adam Smith.
Más recientemente, el 22 de junio 2014, en el Consejo de Ministros se informó que el PIB del primer semestre de 2014 fue 0,6 % y se espera que al cierre del período alcance el 1,4 %. El informante, Edel Izquierdo, ministro de Economía y Planificación, fue sustituido tres meses después.
Sin embargo, el planeta está superando la crisis y Cuba se apea con un dígito insignificante. Llama la atención que en plena crisis las economías mundiales se agrietaban y el modelo cubano mantenía el nivel idóneo, léase: entre el 3 y el 5 %.
La diferencia del PIB 2004 entre Cuba y CEPAL: 5 y 3 %, respetivamente. La Comisión Económica Latinoamericana usó la tasa del Banco Mundial. Cuba, la tasa “Punto Cero”, como llaman irónicamente al PIB castrista los economistas de casa.
Las autoridades han innovado añadirle al PIB el valor de los servicios gratuitos y los “subsidios” del precio de los alimentos racionados. Además se contabilizan determinados eventos con un alto valor agregado, vicio sembrado por el ex ministro José Luís Rodríguez. Ejemplos: las clases de idiomas extranjeros que imparte la TV, o cirugías de envergadura, como coronarias y trasplantes.
Por otra parte, el sector privado (cuentapropista) no dispone de asignaciones en la red de almacenes mayoristas (por demás estatales), un programa que le conviene al gobierno para duplicar la contabilidad.
El rubro privado compra en las tiendas de la red estatal al por menor, tanto en divisas (CUC) como en pesos cubanos (CUP), y después revende a la población a precios de 20 a 50 % superiores.
Las ventas de la red minorista estatal va al balance contable nacional, y después los privados especulan y de nuevo se contabiliza por la tasa que sufraga la red: Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Un ejército de inspectores de transporte ataja a los autos de funcionarios estatales y los llenan de pasajeros, y documentan en modelo estadístico cantidad de personas, tipo de auto, placa, etc. Esto se registra por la ONE como servicio de transporte y va al balance nacional. El caso amerita un examen: el 90 % del transporte es estatal y sería una forma de mitigar la crisis, pero en realidad es pura burocracia.
Se comenta en el Ministerio de Economía y Planificación (otrora JUCEPLAN) la designación de Murillo por Izquierdo. Este último quiso que predominara la metodología del BM para registrar la tasa del PIB, y los generales (una especie de “consejo de asesores económicos del presidente”) que promovieron las Reformas de los Lineamientos del Partido y la Revolución, anunciaron al mundo el boom del raulato y no van aceptar que un tecnócrata descubra la merma del PIB.
Mientras, el psicólogo Manuel Calviño, del Departamento de Psicología de La Universidad de La Habana, notificó que existe una cifra -súper secreta- del 25 % de pobreza. Aunque profesionales y economistas estiman que debe rondar entre 31 y el 34 %.
Entretanto, el Banco Mundial anunciaba según dato oficial que Cuba registró en 2012 un PIB de 5899 y Perú de 6060 dólares per cápita.
Fuente: Hablemos Press/ La Habana
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