Editorial:

The New York Times.

Poco después de que el presidente Obama anunció una reforma radical de la política estadounidense hacia Cuba en diciembre, se hizo evidente que el cambio se desarrollaría lentamente. Desenredar la telaraña de las sanciones que Estados Unidos impone a Cuba tomará años porque muchas están codificadas en la ley. El gobierno cubano, si bien celebra públicamente un acercamiento, parece decidido a moverse con cautela en un momento crucial en el que, inevitablemente, se probó su estricto control sobre la sociedad cubana.

Obama, el presidente Raúl Castro de Cuba y otros 33 jefes de Estados del hemisferio tienen previsto reunirse en la VII Cumbre de las Américas en la Ciudad de Panamá, Panamá, esta semana para hacer un balance de los retos y oportunidades de la distensión en las relaciones cubano-estadounidense.

La política sigue siendo un trabajo en progreso, pero ya se han restablecido las expectativas de los cubanos por su futuro y el papel de su país en una economía global, y para que todo sea con rapidez en sus aspiraciones de mayor bienestar, y para la mejora de las comunicaciones dentro de Cuba y con el resto del mundo se cumplan dependerá en gran medida de su propio gobierno. Uno de los cambios, que ya está claro: la apuesta de la administración Obama en la cooperación con Cuba ha hecho cada vez más difícil para sus dirigentes continuar con la retórica de que la culpa de sus problemas económicos es  el aislamiento promovido por  Estados Unidos.

Mientras que los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba aún no han restablecido formalmente relaciones diplomáticas plenas, algunas primeras medidas concretas  son prometedoras.

Funcionarios de la administración Obama y ejecutivos de empresas se han reunido en las últimas semanas con funcionarios cubanos para explorar cómo las empresas estadounidenses pueden ayudar a mejorar la infraestructura de telecomunicaciones del país y ofrecer un servicio de Internet más barato y más disponible, los ejecutivos de Google, cuya plataformas y servicios son ampliamente deseada en Cuba, visitó la isla a mediados de marzo para avanzar en la meta de establecer la presencia allí de la compañía.

Mientras tanto, Airbnb, la compañía con sede en San Francisco, que permite a las personas entrar a la pagina de casas para alquileres a corto plazo, anunció la semana pasada que había irrumpido en el mercado cubano, develando 1000 auncios allí, ese debut en Cuba podría impulsar el pequeño sector privado que es incipiente, pero creciente, en una nación donde la gente recientemente se les ha permitido tener un empleo fuera del estatal .


Muchos cubanoamericanos expresaron su escepticismo sobre la política de Obama cuando se anunció, una encuesta realizada el mes pasado por Bendixen & Amandi Internacional encontró que el 51 por ciento de los cubano-americanos están de acuerdo con la decisión de comenzar a normalizar las relaciones con Cuba, un aumento del 44 por ciento respecto a una encuesta realizada en diciembre.


Varios disidentes cubanos han llegado a la ciudad de Panamá para participar en los eventos paralelos a la cumbre, y los líderes regionales no deben ignorarlos, sino trabajar para amplificar sus voces, ellos han luchado durante años para ser escuchados en su propio país donde los críticos del sistema comunista se han enfrentado a la represión, otros que no pueden pagar un viaje a Panamá o que tienen restricciones de viaje se han comprometido a celebrar una reunión paralela en Cuba, donde los partidarios de mayores libertades han sido tratados como grupo marginado.

Cada vez más el gobierno tendrá que contar con el hecho de que muchas de las aspiraciones de los disidentes son compartidas por la mayoría de los cubanos.