3-5-2015

Durante cinco años, Alan P. Gross, un trabajador humanitario estadounidense, estuvo en una prisión de Cuba se sintió tan abatido que consideraba abiertamente el suicidio.

Ahora el Sr. Gross está contemplando una nueva visita a Cuba y ayudar a un nuevo comité de acción política para recaudar fondos para apoyar a los funcionarios electos y candidatos que promueven más libre comercio y los viajes a la isla.

Comparecerá en una recaudación de fondos el 4 de mayo en Miami en la casa de su abogado, Scott Gilbert, en apoyo de la Nueva Cuba PAC, cuyos líderes dijeron que esperaban sacar provecho de la distensión entre Estados Unidos y Cuba para impulsar un más amplio acceso a la isla para los estadounidenses.

Sr. Gross conducirá un "off the record discusión sobre la modernización de la política de Estados Unidos y Cuba" en la recaudación de fondos, lo que sugiere contribuciones de $ 1.000 a $ 5.000.

Sr. Gross declinó una entrevista, pero ha debutado en Twitter como comentarista locuaz con en tema entre Estados Unidos y Cuba, En febrero pasado testificó en el Congreso a favor de la restauración de las relaciones diplomáticas y aliviar las restricciones comerciales y de viaje como un paso hacia el aumento del flujo de información a Cuba.

Sr. Gilbert dijo que el Sr. Gross había " trascendió por el encarcelamiento que sufrió durante cinco años" y había prometido desde su liberación a "hacer todo lo posible para promover una relación más constructiva" entre los países.

En última instancia expresa que le gustaría regresar a Cuba, dijo el Sr. Gilbert, "con una mentalidad diferente" a la del viaje que lo llevó a su encarcelamiento que ahora sería ayudar a promover las relaciones y, por supuesto, si Cuba sería tan indulgente como él lo ha sido.

El Caso de Gross fue central en las conversaciones entre el presidente Obama y Raúl Castro al intentar normalizar las relaciones 50 años después de que ambos países retiraron sus embajadores y sus embajadas cerradas durante la Guerra Fría.

Alan Gross fue detenido en diciembre de 2009 mientras hacía entrega de equipos de comunicaciones a la pequeña comunidad judía de Cuba como parte de una Agencia de los Estados Unidos para el programa de desarrollo internacional para difundir el acceso a Internet en el país, Cuba lo acusó de delitos contra el Estado y se negó a dejarlo ir, incluso cuando su salud se deterioró y muchas personas clamaron por su liberación.

Fuente: The New York Times.

Traducido por el blog