El principal objetivo del Gobierno de Nicolás Maduro ante las elecciones parlamentarias en Venezuela convocadas para el 6 de diciembre es evitar que la oposición se presente unida, con una estrategia y un liderazgo consensuado. Esa es la idea que reflejan recientes informes preparados por observadores de la situación venezolana conocidos por ABC.

Los informes, que pasan revista al momento que atraviesa Venezuela, tanto desde el punto de vista político como económico, hacen especial hincapié en la actitud que se estima mantendrán el chavismo y los partidos opositores ante los comicios de diciembre. Se indica en concreto que las encuestas dan una cierta ventaja a la oposición, como consecuencia de la falta de reacción de las autoridades ante el deterioro de los indicadores económicos, la reducción de los programas sociales y la creciente represión a que se han visto sometidos destacados dirigentes de los partidos opositores, como Leopoldo López, Antonio Ledezma o Daniel Ceballos,entre otros.

Ante esta realidad, se da por seguro que Maduro va a centrar sus esfuerzos en sembrar la división en la oposición y en tratar de que los electores menos afines al régimen bolivariano no acudan a las urnas. Para ello, la estrategia pasa por crear desconfianza en el proceso de los comicios, fomentar que los sectores más radicales se aparten de la vía electoral o alentar candidaturas alternativas.

Los observadores advierten de que la oposición debería adoptar a su vezuna estrategia consensuada y una organización eficiente para hacer frente a la maquinaria del chavismo, y en ese sentido, estiman que la Mesa de la Unidad Democrática no pasa de ser una mera plataforma electoral.

Para tratar de capitalizar el gran descontento popular, se considera absolutamente necesario que la oposición concurra unida a los comicios y con un liderazgo reconocido, algo que, en estos momentos, parecen disputarse sobre todo, Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda y líder de Primero Justicia; y Leopoldo López, coordinador nacional de Voluntad Popular y encarcelado por Maduro desde febrero de 2014.

Capriles, que ya fue el candidato único en las presidenciales de octubre de 2012 frente a Hugo Chávez, y en marzo frente a Maduro, perdió en ambas citas –en la última por sólo un punto y medio–, pero aspira aún a liderar la oposición al oficialismo. López, por su parte, ha ganado en prestigio tras su actitud en prisión, donde ha mantenido una larga huelga de hambre hasta que finalmente Maduro ha aceptado convocar las elecciones parlamentarias.

Los observadores insisten en que a la oposición se le presenta una gran oportunidad de derrotar al chavismo, siempre que acuda unida, porque la situación económica del país no ha hecho más que deteriorarse y piensan que el Gobierno tiene cierto margen de maniobra para lo que queda de año, pero deberá enfrentarse a un 2016 crítico.

Entre otros datos, ponen de relieve que la previsión para los próximos meses es de una mayor escasez de bienes de consumo, una mayor liquidación de divisas al sector privado, un aumento de la inflación (que podría estar entre el 130 y el 200 por ciento para final de año) y una ausencia de programas de ajuste.

El poder adquisitivo de los venezolanos se ha reducido en un 25 por ciento en comparación con 2014, a lo que se une que se experimenta ya una reducción de los programas sociales –tradicional punta de lanza del régimen–, puesto que se mantienen sólo pensiones y subsidios de alimentos, mientras se han deteriorado las ayudas en vivienda y en salud.

El Gobierno venezolano, fuertemente dependiente de las ventas de crudo y que ha visto reducidos a la mitad sus ingresos petroleros, necesitaría, para lograr un equilibrio fiscal, que el precio del barril se situara en los 80 dólares, frente a los 60 que ronda en la actualidad.

Fuente: ABC.es