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Por Joisy Jaramillo.
La Habana/ 26-10-2015
El sector de la Salud en Cuba no escapa a la depresión social y económica que atraviesa el país desde hace más de dos décadas, cuando el Estado se declarara en bancarrota, a través de su conocido eufemismo, el Período Especial.
Entre los cambios adaptativos implementados, está la exportación de servicios y mano de obra calificada a países vecinos, con el objetivo de recaudar ganancias netas y basándose en el sacrificio de miles de profesionales de la salud, quienes han renunciado a sus vidas en Cuba, a sus familias, lugares y seres queridos, en pos de un sueño económico que casi siempre termina haciéndose agua.
El impacto de este fenómeno, a nivel social, es un deterioro cualitativo y cuantitativo de los servicios de salud, lo que provoca que, hablando en términos concretos, la población no encuentre en los hospitales y policlínicos la asistencia inmediata, entregada y capacitada, por la cual paga sus impuestos.
Un caso que ilustra la situación referida es el de la señora Celina Suárez, que al llegar con su padre en estado crítico al cuerpo de guardia del Hospital General Calixto García, en la noche del pasado 24 de septiembre, no recibiera atención médica sino hasta pasados unos treinta minutos, debido a que en el lugar solo atendía un joven galeno de origen extranjero, mientras una gran cantidad de personas aguardaban por ser atendidos.
El paciente, de más de 70 años de edad, y que había sufrido un derrame cerebral provocado por una descompensación en la presión arterial, “se orinó en la camilla,” explicó la hija, quien tuvo que fungir como camillera, debido a que tampoco había personal para hacer ese trabajo.
El señor fue ingresado en la sala de Terapia Intensiva del hospital, donde permaneció por tres semanas.
Fuente: Hablemos Press