Por: Juan Carlos Herrera Acosta
Syracuse NY/ 27-9-2017
''Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes más grandes de la historia'': Walt Whitman
Omar Pernet Hernández se enfrenta a su batalla final contra un enemigo difícil de derrotar, resiste desde una cama de un hospital en la ciudad de Louisville, estado de Kentucky, un cáncer carcome todo su cuerpo, lo devora poco a poco y lo apaga lentamente, y es que pernet ya enfrentó a otro enemigo que se creía inmortal, el castrismo canceroso, ese que ha devastado a cuba y se niega a ceder espacio a la libertad, por su activismo político en defensa de los sagrados derechos humanos los zares caribeños le impusieron varias draconianas condenas, las calles de su natal placetas en la provincia de villa clara fueron testigos de su incansable accionar opositor.
En 2003 fue sentenciado a 25 años de cárcel durante la conocida primavera negra de cuba por el '' Sacrílego '' delito de ansiar libertad, durante un traslado de prisión en 2004 el auto de la policía política en que era trasladado sufrió un aparatoso accidente y el único sobreviviente fue él, tres testaferros de la tiranía que lo custodiaban cual terrorista, murieron en aquel accidente de tránsito, Pernet quedó totalmente a merced de un milagro y ese milagro se hizo realidad, salvó su vida, pero con graves secuelas motoras y casi inválido.
En 2008 fue desterrado a españa como parte de unos acuerdos entre el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la dictadura castrista, llegó el duro exilio, Omar Pernet comenzó a denunciar internacionalmente la triste y dantesca realidad cubana y las cárcelarias también, los horrores vividos y las torturas sufridas, volvimos a encontrarnos en madrid a mi llegada junto a otros hermanos de la misma causa en 2010, nos abrazamos y me dio tristeza verlo en una silla de ruedas, el titán no había abandonado la lucha, día tras día nos visitabamos y compartíamos las duras experiencias de la cárcel, recordamos los difíciles momentos de la lucha en cuba, en la cuba martirizada y tiranizada desde 1959.
Hoy escribo estas pocas palabras, esta crónica, pensando en el amigo y hermano que está listo a partir, una lágrima corre por mis mejillas, una intrusa lágrima que por mucho tiempo permanecerá en mi rostro al recordar a un hombre íntegro y valiente que abandona el mundo de los mortales, y como dice Alberto Cortez, '' Cuando un amigo se va/ queda un espacio vacío/ que no lo puede llenar/ la llegada de otro amigo '', cierro mi escrito con otra frase de Walt Whitman, '' Nada perdura, excepto las cualidades personales ''