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13 marzo 2019 3 13 /03 /marzo /2019 14:06

13-3-2019

Tras ocho horas de angustia llegaron a casa de Naky y Luis Carlos efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia con él esposado a practicar un allanamiento con una orden pobremente impresa e ilegible

Captura de pantalla
VENEZUELA
Captura de pantalla

Pocas veces se ha visto tanta solidaridad automática con un periodista como ocurrió con Luis Carlos Díaz. A las 8 de la noche del lunes en todos los grupos de colegas se corría un rumor escalofriante: el afable Luis Carlos Díaz estaba desaparecido en uno de los países más violentos del mundo, gobernado por un régimen acusado de violar los derechos de la prensa. 

Pero dos cosas indicaban la responsabilidad del oficialismo sobre su paradero: La primera es que Luis Carlos es periodista, eso lo ubica casi de inmediato como blanco del Ejecutivo, y la segunda, es que en la cuenta en Twitter del programa de Diosdado Cabello; Con el Mazo Dando, había publicado un video de Luis Carlos junto a su esposa, la socióloga, Naky Soto, explicando cómo vencer el blackout informativo, días antes de que ocurriera. 

Pero el segundo hombre más poderoso de chavismo obvió decir que el país entero tenía meses quejándose de la inestabilidad de la conexión en red, materia que domina muy bien Luis Carlos y que intentó explicar de manera didáctica cómo prepararse en caso de un punto de incomunicación absoluto. 

Bastó esta explicación de menos de tres minutos para que Cabello tejiera una teoría conspirativa en la que agregaba un alegato desgastado: la conspiración del Imperio estadounidense con apátridas internos. 

Luis Carlos había salido en bicicleta de la Unión Radio, en Castellana. Habló con su esposa pasadas las 5 de la tarde para avisar que iría a casa y luego  regresaría para dirigir un operativo de cobertura especial sobre la falla eléctrica que tenía al país sumido en el caos. 

Como eso no ocurrió, sus compañeros decidieron lanzar el alerta y la noticia corrió como pólvora en la comunidad aliada de Luis Carlos: las redes sociales.
Influencers de todo el mundo exigieron saber de su paradero. Tras visitar hospitales , el Sindicato de la Prensa y abogados fueron a varias sedes donde suelen llevar a los presos políticos. En ninguno recibieron información.

A las 9 de la noche, Maduro hablaba por primera vez en cadena nacional tras los 4 días de caos y entre otras cosas dijo que tres personas estaban detenidas “confesando” el supuesto complot. No dio nombres.

Tras ocho horas de angustia llegaron a casa de Naky y Luis Carlos efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia con él esposado a practicar un allanamiento con una orden pobremente impresa e ilegible. 

Naky no perdió tiempo para preguntarle cómo estaba. La periodista Luz Mely Reyes intentó transmitir en vivo el abuso policial pero se lo impidieron. Revisaron la casa, “confiscaron” sus equipos electrónicos y sustrajeron el dinero efectivo que guardaban para las quimioterapias de ella. Se fueron sin indicar a dónde, pero se confirmaba lo que todos sospechaban: Luis Carlos era un preso del régimen. 

El amanecer tardó más en llegar. El Sindicato de la Prensa convocó a una declaración frente a la Fiscalía General de la República para exigir la libertad de Luis Carlos. La convocatoria se convirtió en un acto de solidaridad conmovedor. 

Naky, con su evidente apariencia de paciente oncológica, se paró firme ante las cámaras condenando la desaparición de su compañero. 

Estaban políticos, defensores de derechos humanos, periodistas, escritores, ciudadanos comunes, alumnos de Luis Carlos y todos se abrazaban angustiados: Si el gobierno se atrevió con alguien tan querido y solvente, podía hacerlo con cualquiera, era el comentario común.

DALE LETRA coreaba sus consignas, ésta vez adaptando la rima con Luis Carlos Díaz. El sol del mediodía era inclemente. Vi a muchos llorar. Era envidiable permitir tanto cariño por un joven entregado al país desde su roll de comunicador. 

Pero en el edificio que ocupa ilegalmente Tarek Willam Saab no había despacho. El vanidoso defensor estaba a cinco cuadras en el Tribunal Supremo intentando reunirse con la delegación que Bachelet envió para evaluar si era propicio visitar Venezuela. Allí el periodista de Unión Radio, Harley Mosegillemann, lo abordó rápidamente en un pasillo y le preguntó qué sabía del periodista Luis Carlos, a lo que esquivó respondiendo que estaba allí para otra cosa. 

Poco a poco, se fue disipando la concentración de la avenida Urdaneta jurando seguir haciendo presión por conseguir a Luis Carlos. 

Bachelet, señalada de estar parcializada a favor del régimen, escribió un tuit que encendió más la polémica. Dijo estar preocupada por la “presunta” detención de Luis Carlos, y recibió lo que podría considerarse un escrache 2.0. 

Los compañeros de Unión Radio llamaron a concentrarse otra vez tres cuadras del circuito radial, en una pequeña plaza del este de Caracas, donde la escena de la Fiscalía se repitió. Abrazos, mensajes de solidaridad… preocupación extrema. 

En las noticias abundaban mensajes de que Juan Guaidó recorría la avenida Francisco de Miranda hablándole a los golpeados venezolanos. No dejaba pasar oportunidad para condenar el secuestro de Luis Carlos y exigir su liberación.

Cayó la noche sin mayores noticias de él. Pasadas las 8, el periodista vinculado con el régimen, Vladimir Villegas, aseguraba en Unión Radio que Luis Carlos  finalmente había sido liberado. El titular duró apenas minutos. Aclararon que aunque sabía sido sacado del Helicoide, calificado como la mazmorra del Gobierno, había sido trasladado a Tribunales. 

La prensa corrió al Helicoide. Pero no había información allí y se trasladaron al edificio de los Tribunales en el centro de Caracas. No había despacho porque Maduro había decretado “festivo laboral” por la crisis energética, pero activaron al juez 31 de Control, Freddy Pérez, para acusarlo formalmente. 

Fueron largas horas de especulación. Se hablaba de que sería llevado al aeropuerto de Maiquetía para ser desterrado en vuelo a España - segunda nacionalidad del periodista-. Se decía que sería detenido en su casa, o acusado antes de cumplir las 48 horas de detención para dejarlo en la cárcel indefinidamente, o que recibiría libertad plena por la presión y el tuit de Bachelet. 

A las 9:51 concluyó la audiencia de presentación. Marco Ruiz, secretario del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Prensa, confirmó que le otorgaron libertad condicional, presentación ante un juez cada ocho días y prohibición de hablar de su caso. Sin embargo tampoco fue liberado de inmediato. Lo trasladaron al Sebin para practicarle un examen forense sobre su estado físico. 

Una hora más tarde, a las 11 de la noche, la imagen que todos esperaban: Luis Carlos estaba excarcelado. 

Bajó del vehículo y encontrarse con la prensa y sus amigos. Gritaban, aplaudían, lo primero que advirtió es que no podía entrar en detalles, agradeció a todos, principalmente a aquello en lo que tanto cree: en las redes y los infociudadanos. 

A pesar de su advertencia las preguntas no cesaban y dijo una frase demoledoramente romántica y poderosa: “Puedo seguir haciendo periodismo. Estoy con Naky, es todo lo que necesito”. 

 

Fuente: NTN24

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  • : Esta Página, "Voz Desde el Destierro", pretende que sea una tribuna en la Red de redes, para aquellos que no tienen voz dentro de la isla de Cuba, para romper el muro de la censura, la triste y agobiante realidad del pueblo cubano. Editor y redactor: Juan Carlos Herrera Acosta. Ex-preso Político de la causa de los 75.
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