Agentes de la Seguridad del Estado lo detuvieron dos veces el año pasado para interrogatorios, una vez en un vehículo que lo interceptó "con gomas chillando'', dijeron parientes a El Nuevo Herald, quienes pidieron el anonimato por temor a represalias por parte del gobierno.
Los parientes insistieron en que Alvarez no estaba involucrado en ninguna corrupción y dijeron que sospechaban algo sucio en la muerte de su esposa, Olga de la Cruz, una de las 68 personas que perdió la vida en el accidente en noviembre de un avión cubano de pasajeros cerca de la ciudad de Guasimal, en el este de la isla.
Los medios de información de Cuba, controlados por el gobierno, no han informado nunca de su deserción.
Fernández, un abogado cubanoamericano que se involucra a menudo en temas relacionados con Cuba, alegó en su carta a Castor que Alimport estaba conectada al "lavado de dinero'', pero declinó suministrar más detalles.
Fernández está preocupado con la presencia de Alvarez en Tampa, según escribió, porque en los dos últimos años el área ‘‘se ha convertido en el epicentro para la actividad criminal patrocinada por el gobierno de Cuba, y de actividades ilegales dirigidas por funcionarios deshonestos del gobierno cubano''.
El abogado hizo referencia a la creciente participación de cubanos recién llegados al sur de la Florida en fraudes al Medicare y otros seguros, así como en el negocio de casas para cultivar marihuana.
"La percepción de que Fidel Castro está en sus días finales'', agregó en la carta, "ha envalentonado a algunos de sus más experimentados agentes, que a su vez siguen el ejemplo de sus contrapartes en la ex KGB y controlan la actividad criminal en Rusia'', concluyó Fernández.