Por Jorge Félix Otero Morales.
Camagüey, 28 de julio.― El pasado 28 de junio fue golpeado salvajemente, por los militares de la prisión régimen especial Kilo 8 de Camagüey, Yanosky Díaz Figueroa, de 25 años, natural de Ciudad de La Habana.
Según el testimonio del joven golpeado: “Unos minutos antes de la golpiza, había tenido una rencilla con un preso sin sobrepasar de algunos golpes a las manos. Al momento se presentó Joel Parra Hernández, oficial jefe de grupo, acompañado de varios militares más. Sin mediar palabra comenzaron a golpearme con las porras. Los militares que lo acompañaban se sumaron a la golpiza. Un fuerte golpe en la cabeza me hizo caer al piso y los golpes continuaron. Sin ofrecer resistencia alguna me trataba de cubrir con mis manos la cara ante la petición de uno de los guardias que gritaba ‘pártele los dientes’.
Me arrastraron por los pies hasta el pasillo central de la prisión sin dejarme de golpear. Allí se presentó el jefe de orden interior oficial Ronny Álvarez Alcolea, quien ordenó llevarme para la celda de castigo, sin recibir atención médica. Me mantuvieron por 10 días en la celda de castigo. Sin luz eléctrica, sin agua. Rodeado de ratas, cucarachas y mosquitos. En condiciones muy difíciles y sin el derecho de denunciar a mis verdugos que actúan fuera de la ley con total impunidad”.
Estos hechos son típicos en esta prisión. Las golpizas, torturas físicas y sicológicas se encuentran establecidas. Muchos presos se lanzan al suicidio para escapar de la agonía en que se les somete a vivir.
Estas son las cosas que suceden en el país que se evalúa como paladín de los Derechos Humanos, y que señala la paja en el ojo ajeno.
Nota: Jorge Félix Otero Morales, es un prisionero que fue condenado a cadena perpetua por intentar subir a un avión con su familia para escapar del país.
30 julio 2011
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