Por Roberto de Jesús Guerra Pérez/ Hablemos Press.


La Habana, Cuba.- El martes pasado presencie cuando un grupo de al menos doce feligreses de la Iglesia Pentecostal Infanta y Santa Marta, en Centro Habana, abandonaban el recinto, me acompañaba mi esposa. Al día siguiente otros ocho lo hacían.

Comenté en mi cuenta de Twitter (HablemosPress Roberto J. Guerra

#Cuba Comienzan abandonar iglesia pentecosta d Infanta y Santa Marta, en La Habana, feligreses en retiro espiritual por mas d 4 meses ) lo que estaba sucediendo pero algunos aprovechados tergiversaron el hecho. En ningún momento dije que concluyera ni que había terminado el retiro espiritual.

Los feligreses que he visto salir del templo están muy delgados, reblanquesidos y barbudos, también vi mujeres con niños de brazos que tienen pocas semanas de nacidos.

Vivo a dos cuadras de este recinto, desde el balcón de mi casa puedo ver un costado principal. Es obvio que conozca todo lo que sucede a mí alrededor y cuanto se mueve, la droga, prostitución, juegos prohibidos, ron, corrupción, negocios ilícitos, y cuanto crimen se cometa. Pero en lo que no estoy, ni estaré de acuerdo es que mis Twitter se tergiversen pues son muy claros, es un crimen de quien lo haga.

He hablado con William Herrera, hijo de Braulio Herrera Tito, pastor de esa iglesia, que pertenece a la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios) y he sacado en su voz declaraciones.

Hace un par de meses que no logro hablar con él. He enviado mensajes a su teléfono celular y no me responde. He llamado varias veces y me sale una voz “el móvil está apagado o fuera del área de cobertura”.

El jueves pasaba por Santa Marta y Braulio Herrera despedía a unas personas que al parecer habían ido a visitarlo, estaban por la puerta del garaje, luego de saludarlos -bajo los chiflidos del silbato de los policías que custodian la zona- logré decirle a Braulio que si podía concederme una entrevista a lo que respondió “seguimos separados del mundo” cuando le dije si se había terminado el retiro sonrió, de inmediato fui abordado por los policías que me dijeron que allí no podía estar.

No he podido conocer exactamente si los feligreses que salen vuelven a regresar, de hecho, el viernes vi a un matrimonio que entraba por la puerta del garaje en iguales condiciones descritas, estos llevaban además un saco de nylon en una carretilla de mano que al parecer era alimentos.

Para los que desconocen este hecho de la Iglesia Pentecostal Infanta y Santa Marta, desde el 21 de agosto del 2011, 62 creyentes se hayan encerrados por su propia voluntad en el templo en un retiro espiritual “obedeciendo la palabra de Dios”, desde entonces este lugar permanece sitiado por agentes de la policía nacional y la Seguridad del Estado que ha ido disminuyendo el número de policías a medida que ha pasado el tiempo.