Por Eduardo Herrera Durán/
Hablemos Press.
LA HABANA, 7 de septiembre.
En Cuba, la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR) se toma
el derecho de molestar a
los ciudadanos constantemente,
pidiéndoles identificación
como parte de su rutina;
preferiblemente si son negros,
o mujeres que se encuentran
en zonas del llamado turismo
internacional.
En ocasiones, muchos que se han quejado del hecho reciben la
respuesta de que este es el deber de la policía, -sin otra explicación-,
lo que crea la duda de si ellos están para combatir el verdadero
delito o molestar a la ciudadanía a su antojo.
Algunos de los agentes plantean que no se les pide identificación
a los extranjeros y diplomáticos radicados en Cuba, pero que a
cualquier cubano se le puede pedir, siendo esto una orden de sus
superiores.
Resulta que a estos supuestos guardianes del orden, se les ha dado
la tarea de identificar y a veces hasta conducir a un ciudadano a la
unidad de policía, manteniéndolo bajo arresto varias horas, sin causa.
Puede que parezca una exageración, pero ocurre con frecuencia.
La mayoría de los policías se irritan cuando algún ciudadano sensato
le reclama por ser molestado de esa manera, e incluso suelen
golpearlos y acusarlos por resistencia, en el mejor de los casos,
porque según les convenga utilizan también el término de “atentado”,
que es mucho más grave.
No tienen en cuenta la labor social del individuo, ellos lo mismo
maltratan a un obrero simple que a un científico, mientras
más instruida la víctima, mayor el ensañamiento, ya que en muchas
ocasiones este tipo de actitudes es un reflejo de sus complejos y
profundas frustraciones.
Según el testimonio de algunos afectados, la policía los
provoca utilizando términos obscenos y desafiantes para que
se revelen y así aplicarles las leyes. Tal parece que odiaran a
su pueblo.
Estas violaciones suceden día a día en nuestras calles, haciéndose
cada vez más necesaria la instauración de un estado de derecho
donde se respeten, promuevan y consagren los derechos esenciales
del ser humano.