A lo largo de la historia, se ha podido presenciar las diversas enfermedades que han sufrido los dictadores y, el cómo esto ha llegado a afectar sus poderíos, ya bastante enfermizos, per se. Porque claro, a diferencia de lo que ellos quieren hacer creer al mundo, no son inmortales, ni semidioses, ni superhombres; de hecho, son simples mortales como cualquier ser humano, que se pueden enfermar, padecer, recuperar, envejecer y, por supuesto, morir (a lo que le tienen terror). 

Muchos de ellos, para evitar ser vistos como una persona común y corriente, enfermos, de alguna manera, descendidos de sus tronos divinos, han recurrido a la desinformación, como estrategia para enmascarar sus males, que se suman a sus ya presentes enfermedades mentales, que les han permitido convertirse en dictadores despiadados. 

Adolfo Hitler, sufrió hartamente a causa de la enfermedad de Parkinson, que le causaba esos desagradables temblores, que ciertamente le incapacitaban para hacer determinadas actividades, pero que no dejaba conocer, encubriendo con su soberbia irracional, tomando fuertes medicamentos y drogas, llegando al final de sus días, a mantener una de sus manos atrás, hacia su espalda, para que al caminar frente a las tropas, no se percatasen de los temblores, que según él, podían desmotivarlos. 

Omar Bongo, difunto dictador de Gabón, quien padeció de un terrible cáncer, que lo llevó a tratarse médicamente fuera de su país, en Barcelona, España, con los lujos de un magnate, mientras esperaba su partida al más allá, que sucedió en 2009 y, que por cierto, fue desmentida y negada por sus ministros. 

Muy recientemente, Robert Mugabe, dictador de Zimbabue, quien de acuerdo a muchas fuentes, padece un severo cáncer de próstata, apareció públicamente, celebrando su cumpleaños número 88 y, por supuesto, negando su enfermedad, expresando en un repetitivo y trillado discurso, que está lleno de energía y vida y, que los demás son los que quieren verlo muerto. 

De igual manera, mucho más cerca nuestro, está Fidel Castro, quien es sus muchos años de vida y de permanencia forzada en el poder, ha padecido muchos males, que de igual manera han sido negados y enmascarados una y otra vez, hasta que no se pudo ocultar más su deteriorada salud, teniendo que encargar a su hermano Raúl, como presidente de la isla. 

Y así, podría escribir quién sabe cuántas páginas. Lo cierto es que rumores van, rumores vienen, la incertidumbre está a la orden del día, así como la desinformación, en cuanto nuestro país, la estrategia ha sido el hablar hacia adelante y hacia atrás, decir cosas, que luego, al parecer, sólo han sido producto de nuestra imaginación. 

Lo que no se puede ocultar y más importante aún, es que, como decía en un artículo anterior, la democracia sí goza de una franca recuperación y, continúa fortaleciéndose para fortuna de la nación. 

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