Los últimos escándalos del beisbol profesional involucran directamente a cubanos y dominicanos.
Por Mario Hechavarria Driggs.
La Habana/ 3-6-2014
Alfredo Despaigne, el conocido cuarto bate de la selección nacional cubana, regresó inesperadamente a su país desde México, acusado de ingresar en el equipo Piratas de Campeche, gracias a un pasaporte falso emitido en la República Dominicana.
Según lo poco divulgado hasta el momento, el toletero bayamés viajó a México con documento legal de su país, pero el contrato para jugar se hizo con el denunciado pasaporte dominicano.
Algunos altercados entre peloteros cubanos y dominicanos en las distintas ligas profesionales, levantan la sospecha de un malestar entre los negociantes del beisbol de ambos países caribeños. Sobre todo, teniendo en cuenta la arremetida oficial cubana, capaz de ofrecer mano de obra barata, pero de elevada calidad si de beisbol se trata.
Tiempo atrás, las autoridades migratorias dominicanas actuaron en contra de varios peloteros de la Mayor de Las Antillas, refugiados en Quisqueya con el objetivo de alcanzar finalmente los Estados Unidos.
Antonio Castro, hijo del Castro mayor, quien controla los manejos de Cubadeportes, la empresa estatal encargada de comercializar a los atletas del país, aboga por promover la venta de deportistas, con el apoyo de su tío, el actual '' Presidente ''.
Para los peloteros cubanos que quieren jugar en ligas profesionales, Cuba es un coto cerrado a los Scouts. Sus alternativas son: ajustarse a las propuestas estatales, gritando “viva la Revolución” o irse a un “país puente”, con Estados Unidos como destino final.
La República Dominicana clasificaba hasta ahora como la mejor opción en este sentido, dada su cercanía geográfica a Cuba y también al territorio norteamericano.
Cubadeportes tiene muchos atletas en venta, con precios fijados por sus directivos, y cuenta con la obediencia ideológica de los muchachos.
Si algún pelotero deserta del régimen, puede viajar a Santo Domingo, refugiarse allí, esperando una cálida recepción en territorio norteamericano, con salarios muy superiores a los ofertados a sus iguales quisqueyanos.
Es lógico pensar que la parte quisqueyana quiso darles una lección a los dueños del beisbol en Cuba, por lo cual atacaron directamente al guajiro de Bayamo, que muestra total sumisión a los amos.
Evidentemente Cubadeportes conocía del asunto, aunque sus directivos declaren que el fraude es una responsabilidad de los auténticos piratas campechanos.
Vender barato, con prebendas ocultas, tiene su precio. Mientras encuentran otro camino, deberán callar las bocas inoportunas, no será fácil porque los negociantes quisqueyanos saben cuánto vale un atleta como Alfredo Despaigne y, los peloteros también conocen de los millones en juego.
La burocracia política que gobierna a Cuba, tan acalorada cuando menciona la palabra Mafia, adjudicada como epíteto a sus enemigos, se muestra mafiosa igualmente, aunque debe aprender las reglas del juego en tales asuntos, propios de un capitalismo practicado en la realidad.
Fuente: Hablemos Press/ La Habana