Publicación de la Iglesia Católica llamó este jueves a todos los cubanos, tanto de la isla como de la "diáspora", a contribuir a los esfuerzos del presidente Raúl Castro para impulsar la economía nacional y pidió a las autoridades crear las condiciones legales para propiciarlo.

"Es necesario no solo fortalecer económicamente el aparato estatal, sino a todos y cada uno de los ciudadanos que conformamos este país, dándoles participación en el proyecto de desarrollo, tanto a los que estamos dentro como los que están en la diáspora, por la causa que fuere", señaló un editorial de la revista Pasos, de la arquidiócesis de Cienfuegos, centro-sur de la isla.

"Cada cual que contribuya según sus dones, dotes y carismas y en la medida en que lo considere justo y necesario, y que los órganos de gobierno y legislativos creen las condiciones y leyes idóneas para que así sea", añadió.

La publicación opinó que "debemos cultivar una cultura de la paz, donde el justo comercio sustituya a la confrontación de cualquier tipo para que esto nos lleve a un destino histórico común".

Desde que asumió el poder en 2006 en lugar de su hermano enfermo Fidel Castro, Raúl Castro ha impulsado reformas económicas que han ampliado el sector privado, avaladas por el VI Congreso del Partido Comunista en abril pasado, para "actualizar" el agotado modelo económico de corte soviético.

Esos cambios incluyen la ampliación del trabajo privado, la autorización a las pequeñas empresas privadas y cooperativas, autonomía para las empresas estatales y eliminación de subsidios, así como el fin de una prohibición de medio siglo para la compraventa de casas y autos, entre otros.

La Iglesia, que desde mayo de 2010 mantiene un diálogo con el gobierno que permitió la liberación de unos 130 presos políticos, manifestó su apoyo a las reformas, pero hasta ahora no había pedido públicamente la apertura a las inversiones de los emigrados.

Al menos dos millones de emigrados cubanos y sus descendientes se radican en 40 países, más del 80% de ellos en Estados Unidos. Ellos aportan ahora a la economía de la isla con el envío de unos 2.000 millones de dólares al año en remesas familiares, según estimaciones de la ONU.

La publicación católica señaló que "males viejos se resisten a desaparecer y darle paso a nuevas iniciativas. Estas, en la medida que se profundicen y amplíen, permitirán un desarrollo de las fuerzas productivas que redundará en beneficio de todos".