Cualquier persona que visite Cuba notará que se encuentra en un país con unainfraestructura que lo caracteriza como pobre, en especial en materia
de obra pública, transporte y servicios e incluso registrando los peores déficits sanitarios, comoel actual brote de cólera. Al respecto, luego de más de medio
siglo en el poder de ladictadura de los hermanos Castro, es poco serio
atribuirle las carencias que sufre la población cubana al embargo norteamericano,
en lugar de reconocer a los verdaderos responsables de las carencias sociales
y la falta de desarrollo interno en la Isla.
Hay que recordar que hasta 1992 Cuba formó parte del imperio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y ello le permitió vivir subsidiada por tres
décadas. Y, como puede apreciarse ingresando al Oficina Nacional de
Estadísticas de Cuba, este país mantiene relaciones comerciales globales,
incluso con los Estados Unidos de América. Es decir, Cuba no está aislada
desde el punto de vista del comercial internacional.
Y políticamente, muchísimo menos. Una evidencia la ofrece el propio sitio web delMinisterio de Relaciones Exteriores de Cuba, informando que "tiene
relaciones diplomáticas con 187 países. Dispone de 148 representaciones en
el exterior en 121 países, de ellas, 120 embajadas, una sección de Intereses,
20 consulados, 4 oficinas diplomáticas y 4 representaciones ante organismos internacionales".
De esta manera, Cuba es el país de América Latina con mayor cantidad de embajadas en todo el mundo, seguida de Brasil con 119. Sin embargo, las
diferencias entre Cuba y Brasil son enormes. Cuba tiene una población
11.253,665 habitantes, mientras que Brasil está por llegar a los 200 millones
con un PBI per cápita de US$ 10716 (2010), con acceso a agua potable para
el 97% de la población (2008) y registrando 104,10 suscriptores de telefonía
móvil por cada 100 habitantes.
Además de las mencionadas diferencias, Brasil es un actor relevante en la
política internacional, lo cual no le alcanza para disponer de embajadas en países comoCamboya, Corea del Norte, Djibouti, Gambia, Laos y Yemen, donde
Cuba sí cuenta con embajada propia.
Por otra parte Chile, el país de la región más abierto al mundo en materia
comercial y con una población mayor a la de Cuba, cuenta con 69 embajadas, y Argentina, con 44 millones de habitantes, dispone de 79 embajadas en el
exterior, mientras que México -junto con Brasil, el país de mayor peso en
América Latina- registra 74 embajadas en todo el mundo.
Como puede apreciarse, a simple vista resulta desproporcionada la
cantidad de embajadas que tiene Cuba en todo el mundo, al compararlas
con países latinoamericanos como Brasil, México, Argentina y Chile. Entonces
surgen varias preguntas que el régimen cubano y sus aliados internacionales
deberían responder. Para empezar: ¿cuál es el presupuesto anual que destina
Cuba a mantener tantas embajadas? Y seguidamente, ¿No existen otras
prioridades sociales en Cuba para asignar internamente el gasto que utiliza
para mantener embajadas en lugares remotos y donde no están presentes países
mucho más importantes de América Latina e incluso naciones desarrolladas
como Holanda y Suecia?
La respuesta es muy simple. Al disponer internamente de un sistema férreamente represivo, con medios de comunicación monopólicos y propagandísticos, la
población cubana vive con miedo y aislada del mundo, por lo cual la principal oposición y condena que recibe el régimen de los hermanos Castro proviene
del exterior a través de organizaciones de la sociedad civil, medios de
comunicación, intelectuales, algunos gobiernos y ocasionalmente organismos internacionales.
En consecuencia, la dictadura cubana dedica enormes recursos y
actividades de "diplomacia paralela" -para nada desinteresadas- en sus
relaciones internacionales, con el objetivo de obtener un apoyo que le brinde
una legitimidad de la cual internamente carece desde la perspectiva del respeto
a las libertades democráticas. Esta suerte de"clientelismo político internacional" Cuba lo combina con campañas "orwellianas" frente a las
supuestas amenazas externas que recibe y que en la actualidad tiene como
eje a los cinco espías que se encuentran encarcelados en Estados Unidos
precisamente por realizar espionaje y que el régimen castrista presenta como
"héroes antiterroristas".
Pero los resultados más elocuentes sobre la eficacia de este costoso
"imperialismo diplomático" se registran, por ejemplo, en la votación anual
en la Asamblea General de la ONU, donde la dictadura cubana logra un apoyo abrumador en la resolución de condena al embargo norteamericano a la Isla;
y en su incorporación como miembro delConsejo de Derechos Humanos
de la ONU, logrando incluso la relección gracias al respaldo de dos tercios de
los países del mundo.
Con este sencillo ejemplo basado en información oficial, es decir objetiva, no
quedan dudas sobre lo poco que le importa su pueblo a la nomenklatura
castrista y la responsabilidad que tiene la comunidad internacional en la
perpetuación de esta dictadura en el poder por más de medio siglo. De la
misma manera, tampoco quedan dudas del carácter "imperial" de la revolución
cubana al practicar la extensión política del dominio de Cuba sobre otros países.
Gabriel C. Salvia es titular de CADAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo
de América Latina) y director de Puente Democrático