Beirut.- La caída del Gobierno de cuatro décadas del libio Muamar Gadafi dará un nuevo impulso a las revueltas árabes y demostraría una vez más que este tipo de regímenes autocráticos no son invencibles.

Desde la costa del Atlántico a la del Golfo, imágenes de canales árabes con rebeldes ingresando a Trípoli, pisoteando imágenes de Gadafi y cantando "de callejón a callejón, de puerta a puerta", evocando las propias amenazas del líder, remecerán a otros gobernantes que afrontan similares levantamientos, mencionó Reuters.

Las ciudades árabes han quedado cautivas en protestas callejeras como las que forzaron al expresidente tunecino Zine al Abidine Ben Alí a huir luego de 23 años de mandato y al egipcio Hosni Mubarak a entregar el poder a las fuerzas armadas. Ahora el coronel Gadafi parece a punto de desmoronarse.

Los árabes que este mes vieron a Mubarak y sus hijos aparecer tras las rejas y que ahora observan los que parecen ser los últimos días del líder con más años en el poder en la región se deben estar preguntando qué cosas más son posibles.

"Es un acontecimiento importante porque demuestra que existen diferentes maneras en las que los regímenes árabes colapsarán. Muestra que cuando tienes el impulso y la combinación adecuada -una voluntad popular de cambio y apoyo internacional- ningún régimen puede aguantar eso", afirmó el analista sobre Medio Oriente Rami Khouri, basado en Beirut.

"Siria tiene esta mezcla de revuelta popular con respaldo internacional y regional. Estos regímenes autoritarios, incluso si son fuertes, al final colapsan. Ahora tenemos tres transiciones: Túnez, Egipto y Libia y le seguirán más", dijo.

Según expertos, es verdad que la caída de Gadafi depende en gran medida del crucial apoyo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que evidentemente no se repetirá en Siria o en ninguna otra parte puesto que las potencias occidentales aún están profundamente involucradas en Irak y Afganistán y no tienen apetito por abrir nuevos frentes en el mundo musulmán.

La campaña de cinco meses de bombardeos aéreos de la OTAN en Libia evitó que las fuerzas de Gadafi recapturaran la ciudad rebelde de Benghazi y aplastaran la revuelta surgida el 17 de febrero, lo que habría sido un desalentador revés en otros Estados árabes.

"Demuestra que si los manifestantes, la oposición y las rebeliones que buscan más libertad en Yemen o en Siria persisten, podrían derrocar al régimen", dijo el analista de Medio Oriente Geoff D. Porter.

Sin embargo, Porter añadió que el levantamiento en Libia alentará e impulsará a los manifestantes en Siria y Yemen aunque no tengan el componente del respaldo de la OTAN.

Las escenas de júbilo en Trípoli después de que las fuerzas de Gadafi aparentemente perdieron el control de la mayor parte de la ciudad sugieren que muchos ya dejaron de lado a su líder y no se atrevían a desafiarlo por temor a represalias.

Expertos dijeron que las sanciones económicas y petroleras impuestas sobre Gadafi tuvieron un rol significativo para derrotar a sus fuerzas y acciones similares en contra de Siria podría tener impacto parecido.

Para Khouri el éxito de los rebelde libios sacudirá la confianza de autócratas como Al Assad, que aparentemente creen que sus gobiernos apoyados por Ejércitos son inmunes al descontento popular.