De acuerdo con el semanario alemán Del Spiegel, los nazis combatieron
el agotamiento de sus soldados por los combates de la Segunda Guerra
Mundial consustancias adictivas que incluyen una forma de
metanfetamina.
El descubrimiento surge de las cartas enviadas por soldados como
Heinrich Boll, un famoso escritor y premio Nobel de Literatura, en las
que, por ejemplo, solicitaba a sus padres que le enviaran un medicamento
llamado Pervitin para “mantenerse alerta”. Según Der Spiegel, el Pervitin
era una forma primitiva de la metanfetamina.
Después de la popularización del fármaco, un oficial habría llevado al frente
lo que ofreció como “píldora milagrosa”, que al poco tiempo fue furor
entre los soldados.
Sin embargo, lejos de ser milagrosa, la metanfetamina genera, inicialmente,
en sus consumidores, un intenso aumento de energía que con el paso
del tiempo es cada vez más difícil de conseguir. En el proceso, la droga causa verdaderos estragos en el cerebro, generando ansiedad, confusión, insomnio, alteraciones del estado de ánimo, conductas violentas, paranoia, alucinaciones
visuales y auditivas e incluso delirio.
El mismo semanario alemán, en un informe de 2005, sugiere que hubo
oposición por parte de médicos alemanes al suministro de este
medicamento y que el ministro de Salud del Reich, Leonardo Conti, trató
de restringir el uso de Pervitin, pero sus intentos no tuvieron éxito.
A su vez, el mismo medio asegura que el mismo Adolf Hitler se aplicó
diariamente inyecciones de metanfetamina desde 1942 hasta 1945, el
año de su muerte.
Agencias