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8 julio 2011 5 08 /07 /julio /2011 01:22

En su estrategia de lucha por el poder, los marxistas siempre procuran lograr el conocimiento situacional más acabado del papel que juega el resentimiento social en el aspecto filosófico de los sucesos políticos. El resentimiento es lo que atizan para utilizarlo como instrumento para desplegar sus actividades en un ambiente de pobreza como el nuestro. La política del resentimiento social que impulsan los marxistas bolivarianos liderados por el presidente Fernando Lugo, preconizando el uso de la violencia, no es ni democrática, ni realista, pero se aprovechan de la democracia para crear el sentimiento que en el momento oportuno levantarán como bandera para obtener votos.

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En su estrategia de lucha por el poder, los marxistas siempre procuran lograr el conocimiento situacional más acabado del papel que juega el resentimiento social en el aspecto filosófico de los sucesos políticos. El resentimiento es lo que atizan para utilizarlo como instrumento para desplegar sus actividades en un ambiente de pobreza como el nuestro. El resentimiento es un motivo muy fuerte no solo a la hora de las votaciones, sino que hábilmente aprovechado por un líder carismático puede constituirse en un factor aglutinante capaz de atraer la simpatía de sectores sociales no necesariamente afines en cuanto a la percepción de la situación general del país, pero cuyo concurso resulta indispensable para lograr una movilización popular de amplia base que, con un oportuno catalizador de por medio, haga explosión y tumbe al gobierno cuestionado.   

La ascensión al poder de Evo Morales en Bolivia se debió al colapso del gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada en octubre de 2003 bajo la sostenida presión de grupos indígenas cocaleros, resentidos contra la incapacidad del régimen para atender sus acuciantes problemas sociales y por la política de este de restringir el cultivo de coca en el valle de El Chapare. Morales supo incentivar este generalizado resentimiento indígena, atrayendo de paso la adhesión de algunos gremios laborales. Llegado el momento oportuno, utilizó como disparador del alzamiento popular contra el gobierno la intención de este de exportar gas boliviano a través de territorio chileno, que antes perteneciera a Bolivia, lo que exacerbó el resentimiento público contra el gobierno. En enfrentamientos con las fuerzas del orden murieron más de 60 indígenas cocaleros y algunos de la fuerza pública, pero Evo Morales recuperó su banca en el Congreso y tiempo después accedió a la presidencia de la República.   

La reciente revuelta popular en Túnez, que puso fin a la dictadura sultanística de Ben Ali, tuvo como causa el resentimiento público contra el régimen por la carestía de la vida para la masa pobre mayoritaria de la población, la opresión política y la falta de trabajo para la población predominantemente joven; todo, en medio de la extravagante riqueza de una élite ligada al poder. El suceso que disparó el gatillo de la revuelta popular fue, como es sabido, la autoinmolación del humilde vendedor de frutas de nombre Mohamed Bouazizi, agobiado por el hostigamiento que sufría de parte de las autoridades en su tarea de ganarse la vida por las calles de su ciudad.   

En el caso de Evo Morales, su táctica política se basó en la dialéctica del resentimiento público, de fuerza y contrafuerza, al amparo de la democracia vigente en ese tiempo en su país, pero que –como Hugo Chávez en Venezuela– él la suprimió tan pronto llegó al poder. La revuelta en Túnez, detonada por la autoinmolación de Mohamed Bouazizi, no tuvo un liderazgo personal visible, porque en el país no existía democracia, sino una feroz dictadura, como en la mayoría de los países árabes de la región. Con todo, el factor preponderante del alzamiento popular contra el gobierno fue el resentimiento de un pueblo oprimido y mantenido en extrema pobreza.   

Aunque el tablero del ajedrez político paraguayo es diferente a los comentados, los marxistas que desean aferrarse al poder forzando la “reelección” de Fernando Lugo, pasando por encima de la Constitución Nacional, ante la manifiesta orfandad popular, en vez de procurar remediar esta falencia sembrando el trigo de la concordia ciudadana, han optado por sembrar la cizaña del resentimiento sectario indiscriminado, aprovechándose de la democracia y de la libertad de prensa vigentes en nuestro país. Para el efecto, como estrategia política, buscan alienar al pueblo con un explosivo cóctel de resentimientos sectoriales profusamente entreverados, como los generados en la puja entre los “carperos” de José “Pakova” Ledesma y Sixto Pereira con los agricultores “brasiguayos” del Alto Paraná, o los “sintierras” de San Pedro contra los sojeros y ganaderos de la zona, o de los ricos que “deben comer mierda”, al decir de Camilo Soares, con los pobres urbanos y rurales, etc.   

Mientras utilizan una inflamada retórica a favor de los pobres, tanto el presidente Lugo como sus aliados marxistas siguen una política que a menudo socava las aspiraciones populares por las que dicen trabajar, fomentando la lucha de clases y el resentimiento –por acción y reacción– dentro de la sociedad paraguaya. En este afán, no se cansan de satanizar los “pecados” de la prensa, a la que acusan de escribir de “dentro para afuera”, más para influir en la conciencia pública antes que informar verazmente. En realidad, lo que buscan con esto es desviar la atención pública de la mala conducción del país, pues en última instancia no dejan de sentirse complacidos por el destaque que la prensa da a sus propias acciones, no siempre santas.   

La política del resentimiento social que impulsan los marxistas bolivarianos liderados por Lugo, preconizando el uso de la violencia, no es ni democrática, ni realista, pero se aprovechan, tanto de la democracia como de la libertad de prensa como camino útil para crear el sentimiento que en el momento oportuno levantarán como bandera para obtener votos. Mientras tanto, critican a la prensa libre porque no desean que la ciudadanía se mantenga demasiado atenta al accionar de la política del gobierno, a fin de que este tenga las manos libres para el uso discrecional del poder estatal, aunque por otra parte les interesa que la opinión pública se fije en ciertas acciones gubernamentales promocionadas por la propaganda oficial, como un recurso para aparentar apoyo popular.   

Un equilibrio difícil de mantener en democracia con una prensa libre e independiente, que busca estar al servicio del pueblo antes que de intereses sectoriales.   
8 de Julio de 2011
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  • : Esta Página, "Voz Desde el Destierro", pretende que sea una tribuna en la Red de redes, para aquellos que no tienen voz dentro de la isla de Cuba, para romper el muro de la censura, la triste y agobiante realidad del pueblo cubano. Editor y redactor: Juan Carlos Herrera Acosta. Ex-preso Político de la causa de los 75.
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