En los últimos días dos acontecimientos han marcado la agenda política venezolana: la carta del otrora ministro Giordani y la suspensión de Héctor Navarro.

También hubo un "minisismo" por el informe del dirigente chavista Jesús Farías, quién se lamentaba por el poco avance de las escuelas de cuadros en el país, lo que puede servir para comprender más los problemas que se avizoran ad portas al próximo congreso ideológico del Partido Socialista Unido de Venezuela.

¿Para qué sirve una escuela de cuadros?, parece obvia la respuesta, pero va más allá de señalar que es un centro de pensamiento para fomentar el pensamiento bolivariano o socialista, ya que su mismo retraso en implementarse, se puede interpretar por la poca vocación ideológica, de quienes al parecer detentan el poder concreto en las bases intermedias y locales, cuya formación ideológica quizás pudiera impulsar un debate, cuyo sustrato conllevaría a desnudar algunas contradicciones del proceso...

¿Qué tipo de contradicciones?, por ejemplo, no sería fácil para un militante medio digerir la obra del Che Guevara, quien señalaba que el burocratismo era el enemigo que había que combatir, ya que dañaban la revolución, lo que se contrapone a la burocracia reconocida dentro de los mismos dirigentes de la revolución, y tampoco a este militante promedio le causará gracia cuando al leer las obras de Marx, promueven una sociedad sin clases, con la extinción total del Estado y que cada clase que detente el poder tiene que ser destruido, entonces este militante pensará "pero estoy viendo que son los mismos dirigentes quienes han realizado enroque de cargos, y parece que eso está en contra de lo que predica Karl Marx y Engels".
 
Quizás este mismo militante promedio, si es más curioso encontrará que el aumento de controles, leyes, y decretos se parece demasiado a lo que pasaba en la etapa colonial, cuya profusión de normas, hizo que el comercio entre la corona española y sus colonias fuese mucho más caro, al contrario de lo que pasó en la América anglosajona, que se manifestaban con agrado en potenciar su intercambio comercial, con normas que facilitaron los negocios entre el viejo mundo y América del Norte.

Si analizamos de manera sistémica lo que pasa hoy, tenemos que existe poca base ideológica, lo que prueba las reflexiones de la fallecida dirigente Lina Ron, quién señalaba que no existía el chavismo sin Chávez, y que los esfuerzos por catapultar al pueblo como protagonista, se ha visto frenada por personalismos políticos y controvertidas decisiones económicas, que han provocado una estampida inflacionaria, que ya está comenzando a sentir las capas con menor poder adquisitivo de la sociedad, los que pudieran agravarse en los próximos meses, debido al atraso en la liquidación de divisas, a lo que se debe sumar el incierto futuro político del país.

¿Estampida chavista?...complejo vaticinar, pero es sintomático que Navarro y Giordani, cuadros respetados intelectualmente dentro del proceso sean apartados de la revolución, así que no sería aventurero que cuadros de nivel intermedio y de base sigan su camino, ya sea renunciando a su militancia, o que sean víctimas de suspensiones por deslealtad contra el partido, además tenemos el factor militar, que ven expectantes como se están desencadenando los acontecimientos, así como también el ala civil que sigue a Elías Jaua, el poder petrolero del ministro Ramírez, los siempre poderosos familiares del expresidente Chávez, quienes pugnan con algunas diferencias de estilo frente al poder de los maduristas, y los seguidores de Diosdado Cabello.

Las cartas están sobre la mesa, y el congreso ideológico tendrá las respuestas, donde más que el sustrato filosófico predominará el ethos práctico, de las luchas de poder, sin embargo para entender todo, tenemos que ir a la génesis de la conformación del PSUV en el 2007, donde el objetivo era lograr no un partido de cuadros, ni de masas, sino un partido de base, tal como me lo explicó en general Alberto Muller Rojas (Q.E.P.D.), en una entrevista (1), objetivo que no se ha logrado, ya que las bases chavistas siguen reclamando su derecho a participación, y  si esta misma base social se siente asfixiada y le sumamos el alza de precios, escasez de alimentos básicos, y sobre todo, la poca conexión emocional con el gobernante, al contrario de lo que les sucedía con el presidente Chávez, hacen que no sea iluso pensar que el hundimiento del Titanic podría estar cerca.