Por: Regina Coyula
La Habana/ 23-4-2015
Aproximadamente, 400 habaneros alejados del activismo político, votaron el pasado fin de semana en las elecciones municipales del Poder Popular (locales) por dos candidatos públicamente conocidos como disidentes.
Esos votos corresponden a dos áreas o circunscripciones, una del municipio Plaza y otra del municipio Arroyo Naranjo donde se presentaron estas candidaturas.
Fueron votados a pesar de que en la nota biográfica de ambos versaba el aviso de que se trataba de "elementos contrarrevolucionarios".
Y aunque ninguno de los dos ganó, ambos fenómenos, -la nominación y la votación- son inéditos y deberían servirle al gobierno como termómetro y para darse cuenta de que las guerrillas ideológicas, no son fiables.
A lo largo de los años he acumulado una colección de razones por las que diferentes personas justifican una asistencia a las urnas puramente formal, a pesar de que en Cuba votar es un derecho y no de una obligación: mi trabajo, el niño que quiere entrar en la Escuela Vocacional Lenin, el trabajo de mi marido en una firma extranjera, mi marido que está preso y no votar puede comprometerlo más, me voy del país, pero voto para no tener líos a la hora de salir...
Todas son razones válidas para las personas que las esgrimen, y todas pueden resumirse con dos palabras: miedo y desidia.
Miedo a que si la boleta está marcada, que si las huellas digitales, que si hay cámaras. Esos son los miedos más populares que engloba el gran miedo a señalarse.
Y la desidia, ese cáncer nacional y no tan silencioso de ¡Total, para qué si no voy a resolver nada y puedo buscarme un problema!
En todo caso, este fenómeno del domingo contradice a la "suciedad civil" que en la Cumbre de las Américas de Panamá proclamó con lenguaje absoluto y obsoleto que no reconoce a esa otra parte de la sociedad civil, la abiertamente opositora.
¿Cuál argumento puede esgrimirse para conversar con nuestro enemigo histórico en este giro de las relaciones Cuba-Estados Unidos, y no hacerlo con paisanos pacíficos?
No solo "asalariados y terroristas", como se cataloga en la información oficial a los que disienten, desean un cambio en Cuba.
Si 'libertad' se convierte en 'privilegio', la esencia de la libertad política se habrá roto"
Esa población exhausta, sea el número que sea, merece respeto, como dice la también muy respetable teórica comunista Rosa Luxemburgo:
"La libertad, sólo para los miembros de gobierno, sólo para los miembros del Partido, aunque muy abundante, no es libertad del todo. La libertad es siempre la libertad de los disidentes. La esencia de la libertad política depende no de los fanáticos de la justicia, sino de los efectos vigorizantes y benéficos de los disidentes. Si 'libertad' se convierte en 'privilegio', la esencia de la libertad política se habrá roto".
Fuente: BBC MUNDO.
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